Milton Gimenez fue una de las figuras en la goealda de Boca

Boca Juniors goleó a Newells 5 a 0 y trepó a la cima del campeonato Argentino

Con un doblete de Giménez, un gol de Costa, otro de Aguirre y otro de Blanco, el Xeneize derrotó 5-0 a la Lepra y se acomodó en todas las tablas. Con este triunfo, Boca Juniors vuelve a ubicarse en puestos de clasificación a Copa Libertadores 2026 en la tabla anual

Boca Juniors edificó una gran actuación ante un Newell’s que se rindió demasiado rápido. Pero a no confundirse: que la Lepra no esté pasando por un buen momento no significa que todo haya sido sencillo. El Xeneize realmente jugó muy bien, sobre todo en lo futbolístico. Hubo triangulaciones y tareas individuales muy destacadas, como Giménez, Barinaga y, como siempre, Paredes.

El 5 a 0 le permite al equipo que ahora dirige Claudio Úbeda treparse a la cima de la tabla de posiciones de la Zona B, a falta de cuatro fechas.

Giménez, en dos ocasiones, Costa, Aguirre y Blanco construyeron la goleada ante una Bombonera efervescente que celebró con alegría la gran tarea del equipo, bajo la lluvia.

Boca liquidó a Newell’s con la rapidez de un trámite. Mostró un nivel similar al de hace dos fechas ante Central Córdoba, pero esta vez mantuvo el control durante más tiempo, fue más efectivo y se enfrentó a un conjunto sin reacción, que demoró 40 minutos en exigir a Marchesin. Para entonces, Boca ya había bajado un poco el ritmo, tras un primer tiempo intenso, sobre un terreno rápido a causa de la lluvia. Más allá de la debilidad de su adversario, el equipo de Claudio Úbeda redondeó su mejor actuación del campeonato, con dos goles de Milton Giménez en plena sequía generalizada de sus centrodelanteros y frente a las críticas por la falta de fluidez y solidez en el juego.

Boca hizo que los papeles de Newell’s se quemaran demasiado rápido. En la cuerda floja, Fabbiani modificó el esquema para visitar la Bombonera: sumó un zaguero -Noguera- para armar línea de cinco y sacrificó un punta -Benedetto-. Una decisión lógica, considerando el momento del equipo y el esquema de Boca, con doble 9 -Merentiel y Giménez- y dos volantes por afuera, Aguirre y Velasco. Pero Newell’s fue conservador solo en la intención, no en la ejecución. Quedó claro con el primer gol: Barinaga superó con facilidad a Montero y su centro al corazón del área encontró al ex Banfield libre para imponerse entre Lollo y Mosquera.

Boca dominaba en todas las líneas. Recuperaba rápido, mantenía posesiones largas y manejaba la pelota con criterio. Filtraba pases por el medio con Paredes y Battaglia, y rompía por afuera con Velasco y Aguirre. Contaba además con dos puntas inspirados: Merentiel y Giménez, que esta vez se complementaban a la perfección. Jugaban uno para el otro, se buscaban, se asociaban y también abrían espacio para generar peligro constante. Así llegó el 2-0: Giménez se la jugó en el área y tocó atrás para Merentiel, que no pudo definir en la primera instancia; el rebote del arquero volvió a él, y Giménez facturó.

Boca no precisó brillar para aplastar a un Newell’s flojísimo en lo futbolístico y con la moral por el piso. Bastó con que cada jugador cumpliera su rol, con orden, dosificando energías, leyendo los momentos del partido y no perdonando cada vez que percibía una falla del rival. Así llegaron los goles, como el 3-0 de Ayrton Costa: una pelota que parecía perdida, que el zaguero peleó ante Mosquera y coronó tras el disparo de Giménez. Boca sentenció el partido en el primer tiempo, pero siguió metido, impulsado por sus hinchas -que armaron un clima de fiesta bajo la lluvia- y por las propias fragilidades de Newell’s, que en el segundo tiempo tampoco presentó oposición y hasta facilitó los goles del Xeneize. A los 4 minutos, un centro de Lautaro Blanco se desvió en Lollo y entre Montero y Aguirre empujaron la pelota en la línea. Y a los 15, el ex Central sacó un tiro rasante que se coló increíblemente entre las piernas del arquero.

Con el 5-0, el partido se hizo largo para el espectador, aunque en la cancha Boca parecía no querer que terminara nunca. Cada jugador buscaba su gol ante un Newell’s que cometía errores que otros rivales raramente conceden, y Merentiel no quería irse sin convertir el suyo. El equipo tuvo más chances, pero en el final ambos bajaron el ritmo y firmaron un pacto tácito de no agresión: Boca ya estaba hecho, y la Lepra parecía resignada a que la noche no fuera aún más catastrófica. En el banco estaba Cavani, que regresaba de una lesión en la cadera, pero su presencia fue apenas simbólica: ni siquiera se calentó para entrar y terminó sin jugar, aunque el partido ya estuviera liquidado. Hacía tiempo que Boca no cerraba una noche tan tranquila en casa, donde no había ganado por más de dos goles desde aquel 4-0 a Defensa y Justicia en febrero.

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